
Las locuciones vulgares sobre las relaciones sexuales, superan lo académico ante el placer y goce que provoca. También eluden el diccionario.
Además, esas expresiones refieren relaciones que son el medio natural de procreación por excelencia.
Y las denominaciones científicas o académicas, están reservadas a ese ámbito por lo que hace que las palabras populares se generalicen, hasta con picardía, doble sentido y risueñamente.
En argentina, un vocablo directo sobre la manera de copular, de una candidata a diputada nacional por el Frente de Todos, espacio político que canaliza intereses populares, se convirtió en la palabra central de debate de campaña. Y todo giró sobre lo correcto o incorrecto, echando por tierra cualquier proyecto o inicitiva de interés para sacar a la sociedad de la crisis en la cual está inmersa o la información del día, donde la provincia lograba la renegoción de la deuda externa.
Sin embargo, con un término vulgar y que no está en el diccionario de la lengua española, pero sí en el repertorio popular, se puso en el tapete un tema que nadie pensó podía estar en campaña. Hacer referencia tangencial a la felicidad de un pueblo con su actividad sexual. Y desde lo risueño, en encuentros con amigos y conocidos, la cuestión fue más central que cualquier mensaje electoral.
Inconscientemente, es preferible hablar de sexualidad que hacerlo sobre los muertos, ya que no se salió de la Emergencia Sanitaria.
Muerte y sexualidad conforman dos caras esenciales de la vida. Son como el anverso y reverso de una moneda. El hombre construye, más instintivo que a sabiendas, su identidad a partir de estas temáticas trascendentes. Una, es símbolo de la plenitud, procreación, trabajo, acción y el hacer. La otra, lo inevitable, que sabe que llegará, pero no, cuándo sucederá. Trama del que no se habla. Es tabú.
Pero sigamos con lo más simpático, picaresco y placentero.
Es más, en un momento donde la igualdad de género está candente, no se reparó que una mujer es cabeza de lista, con lo que implica en un mundo que todavía no salió de ciertos comportamientos machistas, y se cuestionó haber pronunciado, una palabra tolerada a los hombres, pero cuestionada en las mujeres.
La Real Academia Española -RAE-, institución cultural dedicada a la regularización lingüística entre el mundo hispanohablante, no incluye en su diccionario la palabra garchar. Sin embargo, la población argentina, en su amplia mayoría, sabe de su significado.
Las expresiones para referirse al acto de ‘tener sexo’ son de las más variadas y algunas se popularizan o generalizan por sobre otras, ya que suelen ser las mencionadas en la intimidad.
Usos y costumbres a enraizado en la amplia geografía de los países hispano parlantes denominaciones que suelen no estar en el diccionario de la lengua española, o en todo caso, tienen un significado muy distinto al real o cierto, ante el contexto de la pasión intima.
En argentina “cachar” significa hacerle una broma a otro, o se cachó con el uso, una taza, un vaso o sopera. También ‘me cacharon’ en sentido de descubrir.
Sin embargo, en Chile, si dices que vas a “cachar a alguien” (hacerle una broma), básicamente te estás refiriendo a que vas a tener sexo con esa persona. O si te descubrieron haciendo algo que no debías, borra de tu mente decir “¡Me cacharon!”.
Así mientras ‘follar’, que viene de fuelle, es soplar con él, en España, es la expresión más vulgar al referirse ‘hacer el amor’.
Y en la Madre Patria, curiosamente – usan el verbo “coger” como sinónimo de “tomar o agarrar”. De esta forma, ellos cogen el autobús, cogen un taxi, cogen una oferta…viven cogiendo todo el día. Claro que, al escuchar esto en Argentina, Bolivia o México, causa mucha gracia y risa ya que nadie coge, permanentemente, el celular, la lapicera o el vaso de agua, a un taxi o a un colectivo o bus, o remis o a los niños en brazos.
Mientras que en El Salvador o Guatemala ‘chimar’ es la expresión vulgar de tener sexo, en Honduras y Nicaragua significa rozar o raspar bruscamente.
En Venezuela, Cuba o República Dominicana se usa el término ‘zingar’, al referirse al coito. La palabra no está en el Diccionario. Sí, está singar como parte de una embarcación. Claro que también se puede ‘zingar’ navegando!.
En Costa Rica, “apretar” es un sinónimo de besar apasionadamente. La expresión también se ha usado en nuestro país, como símbolo de ‘franelear’, que tampoco figura en el diccionario que regula el uso de hablar bien o correctamente…cuando metes un poco de mano por acá y por allá.
Mientras ‘rapar’ es cortar el cabello o rasurar, en la República Dominicana, esa palabra está muy lejos de una peluquería o barbería, salvo que el sillón del local para sentarte ante el emprolijamiento de la cabellera, se convierta en una circunstancial cama de placer… para ‘pelo y barba’.
Es chistoso que, aunque se habla español en todos los países que mencionamos, como se observa, hay palabras que significan cosas completamente diferentes entre unos y otros, y todas tienen un denominar común: hacer referencia a la actividad o encanto sexual.
Y seguramente, en campaña política, aunque intensa, suele haber espacio para ‘rapar’, ‘follar’, ‘coger’ (y no los discursos para captar votos), ‘cachar’, ‘apretar’ o ‘chimar’, y también para ‘garchar’…. y todo lejos del diccionario.
Seguramente, para no deteriorarlo o mancharlo… de pasión.