Si bien la Emergencia Sanitaria en el país se dispuso el 20 de marzo 2020, y el distrito de Nueve de Julio se fue ordenando para recibir casos de Cavid-19 desde entonces, en el marco de cierta incertidumbre, escasa información y ganaba espacio #QuedateenCasa, como mejor antídoto, ante ausencia de vacuna, el anuncio que el coronovirus había llegado al distrito, fue 19 días después.
Ese 8 de abril, hoy un año, el intendente de Nueve de Julio, Mariano Barroso, anunciaba a la población que tres mujeres – una mamá y dos hijas – habían contraído la enfermedad. Lo hacía junto al Comité de Crisis distrital, cuyos profesionales fueron dando más detalles del cuadro episcopologio que presentaban.
Habían regresado a fines de marzo de Estados Unidos y el día 3 de abril presentaron los síntomas con fiebre. Días después con estudios previos e informes concretos se daba por cierto lo que los profesionales sospechaban.
A un año de aquel anuncio, pasaron muchas cosas. Los infectados superan a los 3.030 casos totales, las muertes suman 128 convecinos, y se han recuperado más de 2.800. Además, ya varias personas recibieron las dos dosis de vacunación y otras, la primera inmunización aguardando la segunda. Una alta mayoría de convecinos quiere protegerse y se han anotado para ello. Superan los 20.000.
La enseñanza más importante que la pandemia está dejando es el sentido de auto-cuidado, preservación del entorno familiar, amigos y que toda la sociedad se va acomodando a un nuevo estilo de comportamientos, antes impensado. No compartir el mate. Beber siempre de un mismo vaso en rueda o grupo de personas, el uso de barbijo, mantener distanciamiento, la ventilación de los ambiente en forma constante, saludarse con precaución a distancia ya sea con contactos de codos o puños y sin besos; y la higiene constante de manos con abundante agua y jabón y luego desinfectarse con alcohol. Hay excepciones, y como tales son los menos, pero que ponen en riesgo al resto.
Ni hablar de los cursos acelerados para el manejo de la tecnología en nuevas formas de comunicación a distancia, sea personales o grupales. Trabajo por Internet, trámites on-line y demás, evitando la presencialidad.
Al mismo tiempo, puso a cada familia en retrospectiva de valores. Se destaca lo esencial de lo superfluo. Y cada estilo de vida dimensiona las pequeñas cosas que antes de la pandemia no reparaba.
El presente 2021, marca un camino similar de cuidados pero con mayores posibilidades de actividades. De ese crecimiento e integración dependerá de dar lo mejor de cada persona para que la ‘nueva normalidad’ se estabilice y se desarrolle con continuidad y hábitos hasta convertirla en la ‘normalidad’.
Lo importante es que todos los cambios se van alcanzando con responsabilidad personal y colectiva.
Y la importancia de internalizarlos aliviará al sistema de salud que está en amarillo y puede pasar a rojo. Que ello suceda o no, dependerá de cada vecino.
El Covid-19 llegó para quedarse y se debe aprender a convivir con él. Hace un año la población se alarmó de esos tres primeros casos. Hoy observamos las estadísticas con otra mirada más serena, pero siempre – a no olvidarse -de cuidado y protección.
Junto a los mensajes y decisiones oficiales, la gran decisión es personal y familiar, y de ahí, extensiva a la sociedad.