El 25 de septiembre de 2002, un vecino de Puerto Pirámides alertó acerca de movimientos desesperados de una ballena Franca frente a la playa: se había enredado con el fondeo de una embarcación amarrada a pocos metros de la costa.
Mientras más esfuerzos realizaban para zafarse, más se ajustaban las cadenas a su cola formando un enorme nudo.
La situación no podía ser más inquietante, parecía imposible ayudarla, la ballena se retorcía y golpeaba con sus aletas pectorales, acercarse a la ballena por agua o sumergido era una empresa temeraria, mucho menos poder trabajar sobre ella para desatarla.
Más y más personas se reunían al borde de la playa para ver el triste espectáculo, la impotencia y tristeza se hacían cada vez más palpable a medida que todos los presentes tomaban conciencia.
La ballena fue liberada de las cadena y mientras se aguardaba la marea que subiera agua a la cora para finalmente llevarla al mar, los vecinos arrojaban agua para evitar su fallecimiento,
Finalmente la marea cumplió su ciclo y la devolvió al mar.
Años después, se impulsó un proyecto de Ley nacional. Fue sancionado y todos los 25 de septiembre se celebra el Día Nacional de la Ballena Franca austral, para recordar la responsabilidad que se tiene para con las ballenas.