Las cruces del cementerio de Darwin recuerdan a los soldados argentinos de la Guerra de Malvinas, a los 649 compatriotas que dejaron su vida por la Soberanía Nacional de las islas en 1982.
Pero nadie recuerda a los gauchos enterrados en las islas, que fueron parte de la llegada del comandante Luis Vernet, en 1829, primer gobernador del territorio, a colonizar el archipiélago austral.
Después de la independencia, en febrero de 1824, llegó la primera expedición de gauchos a las islas, con 26 de estos hombres y cinco caballos. Los hermanos Vernet financiaron esta empresa, para explotar el ganado cimarrón.
Los contratados debían permanecer un año en las islas, cuyas praderas abiertas ya tenían vagando vacunos, caballos y cerdos que habían llevado parte de la expedición de Magallanes y posteriormente los franceses que ocuparon las islas.
Manuel Coronel, santafecino, llegó a las islas en 1826, hombre de campo, participó de numerosas acciones tendientes a combatir la depredación ejercida por los buques extranjeros.
Manuel se unió a Carmelita, una esclava que llevó Vernet.
Sus restos están enterrados desde 1841 en Puerto Luis.
El correntino José María Argüello llegó a las islas en la nave Amelia en 1853, con un grupo de uruguayos, destinado a la actividad ganadera. Está sepultado en Darwin desde 1867, cerca del cementerio militar.
En el cementerio de Puerto Argentino yace Fermín Escalante, quién falleció en 1871 a los 80 años. También Félix García y Celestino Zapata.
En 1847 llegan a las islas otro grupo de gauchos argentinos y uruguayos en la nave “Paloma”, para trabajar en la explotación de ganado. Los argentinos eran: Silverio Ponce, Santiago Morales, Cipriano Gómez, Romualdo Martínez, Cirilo Almeida, José Álvarez, Andrés Vidal, Claudio Ramírez, entre otros.
La presencia de gauchos creció bajo la administración Británica, con el emprendimiento ganadero de Samuel Lafone. Gauchos argentinos y uruguayos construyeron corrales y mangas de piedras que aún pueden observarse.
Estos paisanos fueron objeto de desarraigo, pobreza, tristeza y enfermedad, sueldos magros, pero también portadores de amor a la patria y sobrado coraje. Fueron símbolo de soberanía argentina, concreta en el territorio.
Pero no todos fueron hombres, Antonina Rox, llegó a las islas en 1830. Fue ama de llaves del comandante Vernet, asistió a los partos, fue granjera y una de las sobrevivientes de la masacre de los invasores usurpadores-norteamericanos en Puerto Luis. Junto a 13 hombres y 3 mujeres con niños cuando fue desalojado Luis Vernet.
En 1851 arrendó 2428 hectáreas en Punta Medio, al Norte de San Carlos, allí conoció al gaucho uruguayo Pedro Varela, con quién se casó.
Tuvo tres hijos argentinos en las islas. Antonina era considerada “miembro clave” de la pequeña comunidad.
Según informe del teniente Robert Lowcay ” Antonina tiene un carácter muy humano y bueno, particularmente muy útil en la colonia como instructora cuando los colonos enferman. Salvó la vida de un joven de la nave “Cleopatra”, cuando este llegó a las islas.
En el Censo de 1843 se registra que Rox es propietaria de un sexto de acre, varias casas, diez vacas y cuarenta ovejas. Monta y dispara bien.
Falleció en 1869 a los 65 años, de un cáncer y está enterrada en el cementerio de la capital isleña. A modo de homenaje un valle cercano a Puerto Soledad solía llamarse Antonina.
Sin lugar a dudas el más conocido de estos habitantes argentinos en Malvinas fue el gaucho Antonio Rivero, que con 26 años encabezó la rebelión en defensa de nuestra soberanía ante la ocupación británica de 1833.
Juan Simón y Matthew Brisbane, destituido Vernet, siguieron a las órdenes de los británicos, el desacuerdo con el trato recibido, la falta de pagos, y la ausencia de fuerzas militares posibilitò la revuelta, la indignación creció con la usucapión al ver flamear la insignia británica. Así se produjo la heroica sublevaciòn de un grupo de gauchos e indios acaudillados por Rivero.
Un grupo de 8 peones atacó a los encargados del establecimiento, dando muerte a cinco personas. Esto se produjo el 26 de agosto de 1833. Se instalaron en la vivienda principal, arriaron la bandera inglesa e izaron la celeste y blanca.
Así se mantuvieron 5 meses, mientras esperaban que Buenos Aires enviara una expedición que nunca llegó.
Hoy Puerto Soledad es una granja privada donde sus construcciones datan de 1840, en uno de los extremos de la granja se halla la tumba de Matthew Brisbane.
Con la llegada de la flota británica la rebelión fue controlada, lográndose apresar a los gauchos rebeldes, entre ellos Antonio Rivero, el 18 de marzo de 1834.
Tras la captura de los gauchos, el resto de los catorce habitantes argentinos que no participaron de la revuelta decidieron quedarse como comerciantes, entre ellos Antonina Rox.
Una crónica citada por Clement y Muñoz Azpiri, Rivero y los suyos fueron llevados a Inglaterra y encerrados en la prisión de Shernes, sobre el río Támesis, para ser liberados posteriormente en Montevideo. El rastro de los ocho liberados se pierde, exceptuando a Antonio Rivero que se dice falleció en la batalla de la Vuelta de Obligado en 1845.
Para Cadena Nueve, Miguel Banegas Rojas
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