El valor que tiene el trabajo en nuestra sociedad es indiscutible. Ya lo dijo alguna vez Juan Domingo Perón que “gobernar es crear trabajo”, y diversas corrientes sociales, sindicales y políticas lo reconocen como el ordenador social principal para el buen desarrollo.
Partimos de la concepción peronista de que sin la acción del trabajo es imposible que un país se desarrolle. El trabajo es el factor que permite el crecimiento tanto de la riqueza material como espiritual de la Nación.
Este 1ero de Mayo es atípico debido a la cuarentena que estamos atravesando en el marco de la pandemia del Coronavirus. La mayoría de la población económicamente activa no está trabajando, el Ingreso Familiar de Emergencia es un ejemplo que transparenta la necesidad de casi 12 millones de trabajadoras y trabajadores. En este contexto, nos permitimos valorar y reflexionar sobre la importancia que el trabajo tiene sobre nuestra sociedad y los desafíos para poder avanzar en el buen vivir, como una manera de conmemorar el Día de lxs Trabajadorxs.
Un aprendizaje en esta pandemia es la importancia del rol activo del Estado para tomar medidas para prevenir los contagios, trabajar en la organización de la comunidad (medidas de aislamiento, distanciamiento, etc), y la preparación de los sistemas sanitarios para atravesar esta coyuntura.
Se han definido tareas esenciales y exceptuadas de la cuarentena que se expresan en las actividades que trabajadoras y trabajadores llevan adelante en servicios de salud, seguridad o la producción y comercialización de alimentos, para dar algunos ejemplos.
También las trabajadoras y los trabajadores de la Economía Popular están tomando un protagonismo invisible en los medios masivos de comunicación, pero bien visible y esencial en cada barrio popular de la provincia de Buenos Aires dando asistencia alimentaria, realizando tareas de infraestructura barrial, produciendo y comercializando productos cooperativos, trabajando en talleres textiles para proveer de barbijos y otros insumos sanitarios, organizando los barrios para fortalecer la prevención.
Cuando leemos que se calcula que por esta pandemia tendremos en Nuestra América al menos 35 millones más de personas bajo línea de pobreza y otras tantas en la indigencia o que se perderán más de 14 millones de empleos en todo el mundo, surge una sola certeza: vamos a salir más pobres de esta cuarentena, necesitaremos más Estado y más comunidad.
Está fuera de discusión que la tarea principal del Gobierno es prevenir y contener el contagio y, en simultáneo, contener económicamente a una sociedad que “se queda en casa”. Pero conmemorar el trabajo también nos dispara pensar el próximo desafío pos cuarentena: reactivar la economía para volver a impulsar el desarrollo productivo y fortalecer los derechos y dignidades que se van deteriorando en este proceso.
No podemos esperar que el mercado genere las condiciones de empleabilidad de los trabajadores y las trabajadoras, sino que es el Estado quien deberá promover dichas condiciones, conduciendo el proceso y articulando con los distintos actores de la economía.
Así como en la cuarentena la Economía Popular tiene un rol importantísimo, también en la salida y la recuperación deberá ser protagonista donde se encuentren propuestas superadoras para los más de cuatro millones de trabajadoras y trabajadores que pertenecen al sector.
Desde el Estado, como parte de un Gobierno que pone al trabajo en un lugar de relevancia, debemos construir junto con los movimientos populares un plan estratégico que permita el desarrollo pleno de este sector invisible pero esencial, que aporta millones de puestos de trabajo y generación de riqueza no solo material sino también social y espiritual.
La construcción de ese plan se debe dar en un proceso participativo que impulse obras de infraestructura social e integración urbana en los barrios, el loteo y regularización de tierra para lxs pequeñxs productorxs del campo, la compra estatal de productos de la Economía Popular, el fortalecimiento de espacios productivos y fábricas recuperadas y el reconocimiento laboral de la inmensa cantidad de trabajadoras del cuidado, entre otros ejes.
También deberemos trabajar en el registro de cada trabajador y trabajadora y de cada unidad productiva existente para reconocer al sector de manera integral. Y será un debate próximo futuro cómo generar las condiciones para asegurar un salario complementario universal que permita un piso de dignidad para cada argentina y argentino.
Mientras siguen cayendo los paradigmas de los actuales modelos económicos, debemos seguir aportando y construyendo proyectos que aseguren mecanismos de distribución de riqueza, plenos derechos de igualdad y acciones de participación popular para fortalecer nuestra democracia y dignificarnos como Pueblo trabajador.