Macri acaba de anunciar el “Plan Pascuas”, un conjunto de medidas pretendidamente aliviadoras de la asfixiante situación económica autoinfligida por las políticas económicas de su gobierno. Estas fueron recibidas como lo que en realidad son: un desesperado manotazo de ahogado ante el derrumbe de la imagen gubernamental.
Más inspiradas por el gurú ecuatoriano que por la (des) conducción de la Economía, el presidente pretende con esto lograr aire hasta las elecciones. Intento fallido, como se lo demostró la respuesta escéptica de la población primero, y la de “los mercados” a reglón seguido a pesar de que el jueves fue feriado bancario y cambiario en Argentina (estrepitoso derrumbe de las acciones de las empresas argentinas que cotizan en Wall Street. Y aumento del Riesgo País a más de 850 puntos).Este plan durará lo mismo que un huevo de Pascua.
El “acuerdo de precios” fue presentado no como una obligación efectiva, sino como un “pacto de caballeros” con algunos de los grupos más concentrados de la economía. Ya se sabe que la historia suele darse dos veces, una como tragedia y la segunda como comedia. En otra remake involuntaria, Dujovne parece contarnos que les habló con el corazón a quienes siempre contestan con el bolsillo.
Evidentemente, la Historia no le ha aportado a este gobierno ninguna enseñanza. Como prueba, va la demostración del colchón de aumentos con que las empresas se cubrieron apenas escucharon los rumores de este anuncio.
Como lo revelan con mucha más convicción los medios extranjeros, la economía argentina está en estado desesperante. Un alivio verdadero habría sido la retracción del precio de las tarifas a 2017 y su posterior ajuste según la variación del salario. Pero lo que se anunció fue una verdadera burla: que hasta las elecciones no habría más aumentos que los ya anunciados. Es como llegar hoy a Notre Dame con un balde de agua.
Sin la más mínima convicción sobre lo que intentan, nos dicen que usarán el fondo del Anses para créditos que reactiven el consumo que ellos mismos abatieron durante más de tres años. Si llegan, esos créditos asistirán hoy a jubilados y pensionados que los usarán mayormente para pagar deudas, no para arreglar sus casas o cambiar electrodomésticos. No son de fomento estos créditos, puesto que además tendrán una usuraria tasa de interés cercana al 50%.
Macri no hizo estos anuncios. Delegó la tarea en tres ministros que se tomaron muchísimo tiempo para componer el personaje que al menos resultara creíble para sus fanáticos. El presidente no se expuso, actuó una cercanía con allegados en un video donde aparece más como comentarista que como estadista. Y, fiel a su estilo, luego de la provocación se borró. Como si nos dijera “Felices Pascuas, la casa está en orden”, Macri se tomó su enésima licencia para descansar de tantas soluciones.