jueves, noviembre 28, 2024
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Tenemos que arrancar de raíz este mal llamado corrupción

sergio opinion

La Argentina vuelve a estar en la agenda de los medios de todo el mundo, y no por una noticia que nos llena de orgullo. Los Cuadernos K desnudaron sin dudas el mayor escándalo de corrupción del que haya dado cuenta la prensa del país, y lamentablemente día a día asoman nuevos arrepentidos con detalles de esta mega causa.

El impacto es tal, que la condena al ex vicepresidente Amado Boudou, otro de los íconos de la impunidad kirchnerista, hoy pareciera lejana pese a que fue hace tan sólo una semana.

Gracias a la ley del arrepentido, esa que votamos convencidos de que le estábamos dando a la Justicia las herramientas que necesita para agilizar las investigaciones y dar con los principales implicados, hoy el perverso entramado de corrupción kirchnerista está a la vista de todos.

Un saqueo al país donde los bolsos de la corrupción fueron el denominador común. Los conocimos con Antonini Wilson; luego con José López, tirándolos a un convento; y ahora gracias a los cuadernos de la coimas.

La obscenidad con la que el kirchnerismo robó, debe de una vez interpelarnos a todos los argentinos para decirle NUNCA MÁS a la corrupción.

La corrupción desvía dineros públicos y su resultado es muy concreto y doloroso: más desnutrición, menos escuelas, menos infraestructura, menos inversiones y un largo etcétera. En menos palabras, la corrupción empobrece, denigra y mata, como la tragedia de ONCE.

Una reciente auditoría sobre la Justicia Federal, presentada por el Consejo de la Magistratura, determinó que sobre 10 mil expedientes por corrupción abiertos entre los años 1996 y 2016, sólo el 12% registró procesamientos. Del mismo modo, apenas el 2% de los funcionarios acusados por hechos de corrupción recibieron una sentencia condenatoria.

Es por eso que nuevamente uno de los mayores desafíos es de orden moral. No se trata tan sólo de resolver la coyuntura y lo transitorio, tenemos que arrancar de raíz este mal llamado corrupción.

Y a eso es a lo que este gobierno vino. La investigación judicial abierta con los cuadernos de las coimas será la primera gran prueba para el funcionamiento de la ley del arrepentido, aún cuando esta norma sancionada en octubre de 2016 ya ha pasado en la Argentina por otros tests de menor resonancia.

El chofer Oscar Centeno fue el primero en acogerse a la figura del arrepentido. Le siguieron los empresarios Juan Carlos de Goycoechea, Javier Sánchez Caballero, Carlos Wagner y Angelo Calcaterra, lo que demuestra que acá no hay impunidad para nadie. Completan esta nómina, al menos hasta el día de hoy, Claudio Uberti, ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) Claudio Uberti, en lo que significa el primer funcionario arrepentido.

En 2015 y 2017, los argentinos nos dieron su apoyo en esta lucha contra la corrupción que trasciende al Poder Ejecutivo y Legislativo, en un claro mensaje al Poder Judicial, que durante años miró para otro lado y que hoy ya no puede ocultar lo que está a la vista y escrito.

Como desde el primer día, desde el bloque de Cambiemos estaremos promoviendo todas las leyes que la justicia necesite para condenar a los corruptos que tan mal le hicieron a la Argentina. Espero que la oposición esté a la altura de la circunstancias y escuche el legítimo reclamo de Justicia.

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