Hace pocos días un japonés dio una charla en una Universidad en Colombia. A su ingreso un alumno al saludarlo le referenció que ‘su país tiene un pueblo inteligente’. El visitante, le sonrió y le dijo que le agradecía su consideración pero que no. Referenció que Japón ‘tiene personas que son constantes, disciplinadas y tratan de mejorar lo que ya existe’.
El conferenciante contó la anécdota en su disertación y añadió que, los inteligentes son los latinos y el pueblo de los países como Colombia, los sudamericanos y quienes en general habitan las tres Américas. Además son creativos y han hecho varios inventos, cosa que Japón no posee. ‘Lo que hacemos nosotros es mejorar y hacer más eficaz lo que otros crearon’, explicó.
En estas horas el pueblo argentino está triste. Perdió un partido de fútbol y lo sacó de la Copa del Mundo. Buscaba en el deporte una satisfacción ante tantas frustraciones .En su plantel cuenta con hombres valiosos y el mejor jugador del planeta de estos últimos años.
Con la derrota se desvanecieron ilusiones y la posibilidad de seguir en competencia. Se aspiraba a la Copa. Máximo galardón.
Unos días antes, un ex -jugador de rugby que estuvo en Nueve de Julio y dejó un mensaje en positivo en el teatro modelo, tras mostrar como resonancia magnética o radiografía de otra época, los males de la sociedad. Y al hacer una comentario sobre el Mundial Rusia 2018, dijo que ‘ No piensen que el equipo de futbol llegará lejos’. Lo hizo antes del primer partido de Argentina ante Islandia. Y explicó, no hay proyecto, se observa mucha improvisación, el técnico tiene menos de un año organizando a un grupo diezmado por clubes de varios países en dos o tres continentes. En síntesis, dio un diagnóstico similar a la del japonés en Colombia a jóvenes estudiantes de una universidad en Bogotá.
La derrota nos ha dejado con sabor amargo, pero la preguntas es, con sencillez y sensatez. El plantel se preparó bien o es parte de un todo que se observa en la sociedad, donde pensamos que con nuestra capacidad y talento superaremos las dificultades que atravesamos, sin prepararnos adecuadamente?.
Si cada uno tomase una ubicación en la cancha, se preguntaría estoy bien posesionado para responder en equipo?. Cuando recibo la pelota la hago circular en beneficio de un todo con el objetivo del triunfo? O por el contrario, dejo de considerar al que tengo al lado y veo como ‘zafo’ y me corto solo por si la emboco y hago el gol?.
La presencia del seleccionado nacional en Moscú nos debe hacer reflexionar que aunque se brinde en lo individual de la mejor manera, no es suficiente si antes no hay un organigrama o planificación, cual es el objetivo de juego, con qué compromiso participamos en lo colectivo, cuales son las motivaciones, que resultados esperamos y hacia dónde vamos con el despliegue de juego que desarrollamos. Humidad, sencillez y austeridad son condimentos importantes para no ‘creerse que teniendo al mejor 10, todo lo podemos’. Contar con uno o varios hombres destacados, nos debe dar la motivación suficiente para superarnos y actuar en consecuencia y no dejar que todo hagan ellos en nombre del resto. Como el japonés, con tesón, disciplina, humidad, orden, trabajo en consecuencia, los objetivos se alcanzan. Con improvisación, no se llega lejos.
Que lo hecho por la selección nos sirva de ejemplo para saber que aunque se ponga todo en la cancha sin orden previo, método, disciplina, reglas claras y que sean cumplidas por todo el equipo – sociedad en su conjunto – las cosas se frustrarán.
Antes de la clasificación a octavos de final se debió superar una crisis interna fuerte. En estas horas, la sociedad tiene que superar lo mismo. Si se trabaja en equipo con ideas superadoras, aunque el mejor falle, las cosas seguirán adelante ya que responden a un grupo con objetivos en común.
Mirando la selección, que pronto nos organicemos para poner a nuestro pueblo, ciudad, o gran urbe, de cara a cada examen mundial, que es el que con orden, disciplina, humildad y austeridad nos hará crecer ordenadamente y dejar de lado las frustraciones cotidianas. De todos depende esa transformación. De lo contrario cada día hablaremos de infortunios.
Que esta vez la lección la apliquemos en cada cosa que emprendemos pirando la celeste y blanco, para comenzar un camino lento de mejoramiento, rescatando esa misma energía para alentar al equipo de fútbol. En este caso a la acción diaria. Como el albañil que coloca ladrillo por ladrillo con un sentido y así construye en positivo. Ayudará!