Nueve de Julio se suma al ‘Día de la Memoria, Verdad y Justicia’

(extracto de texto de Lucas Crisafulli, periodista)

9 de Julio

En 1977, Ernesto, “el elefante que ocupaba mucho espacio” de Elsa Bornemann, fue prohibido por el gobierno militar y sus páginas condenadas a quemarse en la hoguera de la censura. El era una metáfora de cómo los sueños emancipatorios e igualitarios ocupaban demasiado espacio en una Argentina asfixiada por la persecución y la muerte.

La fecha del 24 de marzo es un momento para reflexionar sobre el plan económico neoliberal, implementado  mediante un método criminal, el terrorismo de Estado. Fue necesaria la violencia extrema y sistemática producida desde el Estado para acallar a todas las voces críticas que se hubieran alzado contra ese plan económico. El terrorismo de Estado violó sistemáticamente todos los Derechos Humanos de primera generación: los derechos políticos, prohibiendo el voto democrático y los derechos civiles como la vida, la identidad y la libertad, mediante las detenciones arbitrarias, la tortura, la desaparición de personas y el robo y la apropiación de niños recién nacidos.

Ese plan económico continúa violando sistemáticamente los Derechos Humanos de Segunda Generación, como la vivienda digna, la educación, el trabajo, la salud, etc. A pesar de los Juicios de Lesa Humanidad aun continúan las detenciones arbitrarias por parte de la policía, la tortura en las cárceles, el gatillo fácil y la trata de personas, amparada por el silencio o complicidad de las fuerzas de seguridad, dirigentes políticos y funcionarios judiciales.

Pensar en clave de Derechos Humanos nos permite, además, plantear las conflictivas relaciones entre crecimiento económico y cuidado del Ambiente, no ya por sus futuros efectos devastadores, sino por los actuales problemas con el desmonte, el calentamiento global, la megaminería, la sojización y la extracción no convencional de recursos energéticos.

Deberíamos preguntarnos que nos sucedió y qué nos sigue sucediendo como pueblo. Si no permitimos que el elefante de Bornemann quepa en nuestro país, nuestros sueños de libertad, equidad y justicia social dejarán de ser la utopía que nos hace caminar para transformarse en letra muerta, como nuestra sociedad. De todos y cada uno depende que la defendamos.