El padre simboliza la autoridad, es decir, es aquel que tiene la potestad de gobernar a personas que están a su cuidado. Se le reconoce la influencia que tienen en sus hijos, sean menores de edad o mayores con sus propios hogares.
Ese distintivo de atributo es lo que lo distingue en la familia y la sociedad en su conjunto. De la autoridad se espera lo correcto. Si ello no ocurre, surgen las quejas, reclamos y en sociedades con ideas claras del deber, se implementan los mecanismos legales para su sanción.
Es decir, hay un inconsciente colectivo que espera un buen proceder de un padre, ya sea papá o mamá. El primero significa la ley en sí misma. Por su sola presencia se impone. La madre, es quien enseña cómo se aplica, a través de las conductas y hábitos que transmite en el correcto sentido. Luego, la autoridad de los docentes o mayores a cargo de guardas o cuidados, van forjando ese camino del deber ser… Pero la casa primero!.
Desde hace algunos años, el hombre – varón-mujer-, en su rol de progenitor está en crisis. Pareciera ser que hoy más que nunca. Distintas circunstancias lo han corrido de esa misión.
Ese compromiso flaquea en muchas personas. Otras, a sabiendas de ese encargo de la misma naturaleza, tratan de cumplirlo con las dificultades que a veces le presenta la vida misma o el entorno.
A grandes rasgos, este es el escenario que viene desde la antigüedad y transmitido de generación en generación. Así funcionan y se desarrollan las sociedades desde la célula básica, la familia.
Que en una comunidad donde se conoce la legislación vigente y máxime que se le ha dado mucha difusión, sorprende que sean padres los que alienten la transgresión de las mismas a sus hijos en formación. Ya sea permitiéndoles manejar vehículos antes de cierta madurez y edad, el consumo de alcohol desmedido, el uso de la pirotecnia, o que festejan conductas vandálicas…por citar algunas recientes, y así se pueden enumerar infinidad de situaciones.
Y lo curioso es, que mientras alimentan conductas desviadas, piden que la autoridad comunal ponga el límite que ellos transgreden.
A este cuadro, hay otros padres que piden a sus hijos comportamientos conforme a esas enseñanzas de rectitud y del deber ser. Ponen límites y se enfrentan a las tiranías de la adolescencia o de las etapas de crecimiento. Asumen el rol y compromiso que les cabe. Pelean contra el entorno, lo que no es fácil.
Los recientes comportamientos que se han vivido en la ciudad de Nueve de Julio ante la presentación de los buzos de los cuatro colegios secundarios más numerosos de la ciudad – cuyo recuerdo será imborrable -, donde alumnos de escuelas han pintado, y con sentido de daño, paredes de colegios, que padres se hayan movilizado – viajado casi 600 km – para comprar pirotecnia, haciendo caso omiso a una ordenanza que se gestó con el consenso mayoritario de la comunidad, y no fue un hecho caprichoso, ya que surgió de evitar daños a personas con ciertas enfermedades y a mascotas en el marco de una ley que las protege, que alienten el alcohol en previas de salidas a boliches donde sus responsables permiten a menores y los estimulan a bebidas con alcohol, pone al desnudo el desafío con ellos mismos, es decir, en su rol de autoridad que la naturaleza le dio. Se han corrido y son alentadores o cómplices de consecuencias que después se lloran… Quien los pone en el diván para que les sirva de espejo ese comportamiento!
Recientemente una carta de una madre que pide a sus pares a asumir una conducta protectora y de cuidado, evidencia que se está en una gran rivalidad de Padres vs. Padres como nunca antes se ha visto. Aquellos que quieren lo mejor para sus hijos con los límites propios de la autoridad y aquellos que creen que fomentado sus deseos, transgresores de ordenanzas y el normal desarrollo de la vida cotidiana, hacen el bien.
Mayo no es un mes para convocatorias estudiantiles. Si este es el comienza de un año de ‘PROMOS’, se tendrá que considerar cuál será el comportamiento a septiembre, lapso que los identifica y llega la primavera con lo que ella acarrea.
O se acepta el apego a la ley, o se lamentaran sucesos que no se quieren prevenir. La sociedad en su conjunto sera la damnificada. Los estudiantes -al igual que todos los adolescentes y jóvenes – son hijos de una comunidad, más allá del origen familiar, que siempre ha procurado cuidar a su descendencia.
El debate está abierto… Que se empiecen a ver ‘padres con padres’ y no ‘padres vs. padres’. Los hijos-alumnos lo necesitan. La comunidad, también.
Agencia MTR