La provincia de Buenos Aires reúne tesoros documentales e históricos cuyo valor resulta imposible de calcular. Esas riquezas no brillan como el oro, no sirven para ser preservadas en cofres o grutas recónditas, sino que forman parte de archivos, muchos de ellos, acaso los más completos y atractivos, pertenecientes a reparticiones públicas del gobierno bonaerense en La Plata. Pero, además, esos yacimientos son producto de la tarea señera y lúcida de generaciones de ingenieros, agrimensores, cartógrafos, investigadores y profesionales de distintas disciplinas y especialidades, que sentaron sólidas bases para el progreso.
Muchas reparticiones públicas figuraron así en la mejor vanguardia técnica y formativa de la Provincia, tales como Vialidad, Hidráulica, el Lemit, Catastro y, entre otras, la actual dirección de Geodesia e Investigacioneso Satelitales , dependiente hoy del ministerio de Infraestructura. “Ellas forjaron a profesionales que nadie olvida y que hoy se extrañan. Hace unas décadas empezó la época de la tercerización y la declinación es evidente” dice ahora un veterano profesional platense.
Lo cierto es que durante más de dos siglos -y hasta adentrándose en la vida de la colonia, cuando el país aún no era independiente- los profesionales se encargaron de dibujar en detalle el mapa de la Provincia, de los pueblos, de colonias agrícolas, de estafetas postales, de los trazados ferroviarios y viales. Ellos midieron propiedades particulares y de sus planos nacieron nuevas poblaciones. Todo ese maravilloso acervo se encuentra catalogado y custodiado en el Departamento de Investigación Histórica y Cartográfica, en su sede radicada en el edificio de Obras Públicas , sobre avenida 7 entre 58 y 59.
Muy poco después de la Revolución de Mayo, en 1826, el entonces presidente Bernardino Rivadavia creó el denominado Departamento de Investigación Histórica y Cartográfica, al que se le encargó primariamente la tarea de conservar la documentación original del dominio de la tierra en la provincia de Buenos Aires desde la época de Garay. Esta dependencia, luego de sucesivas transformaciones, se convirtiría en la actual Geodesia. Con instrumentales eficaces, pero notablemente rústicos comparados a las mediciones satelitales de la actualidad, utilizando las estrellas como puntos de referencia o lanzando cañitas voladoras de torre en torre, los ingenieros, agrimensores y cartógrafos bonaerenses, vestidos casi como exploradores, sometidos al sol de los veranos o a los largos fríos del invierno, midieron con extrema precisión las llanuras intérminas y fueron forjando una colección de miles de planos sin los cuales ningún gobierno hubiera podido administrar nada.
Se recuerda aquí la tarea desplegada por profesionales de la talla de Pedro Benoit , Carlos Glade , Felipe Senillosa, Agustín Ibánez de Luca o Manuel Eguía, todos vinculados al entonces Departamento Topográfico.
Pero hoy Geodesia, como se verá más adelante, está en peligro. Envuelta en un tira y afloja.
LA VALORACION
“Hace unos años, un 5 de octubre, celebrando el Día del Camino y reunidos algunos profesionales del quehacer vial, se realizó un sorteo de viejos instrumentos topográficos, hoy reemplazados por sofisticados aparatos digitales y computadorizados”, recuerda el ingeniero Gonzalo Perera, ex administrador de Vialidad provincial y ex empleado durante años de la dirección de Geodesia.
Recuerda que en ese oportunidad “había un nivel Troughton, algún Sextante, alguna escuadra prismática, pero la emoción se la llevo una Ménsula de Geodesia…Esa pequeña y humilde pieza de bronce guarda en su empotramiento la cota que le fijo Geodesia, sin la cual no se puede proyectar un metro de camino ni un desagüe, en toda la Provincia. Sin esta precisa cota que cada ménsula provee a lo largo y ancho del país, no pueden dejar de vincularse los proyectos de ingeniería de las vías de comunicación y de los canales de desagües”.
Perera añadió que “en mis años de estudiante trabajando en la Dirección de Vialidad, en el estudio de campo, de innumerables proyectos de caminos de la red troncal provincial, nuestra tarea estaba concluida si se hallaba relacionada con las cotas que nos proveía la Dirección de Geodesia o el IGM nacional, portadas por esas pequeñas ménsulas que encontrábamos en las estaciones del ferrocarril o en lugares notorios de edificios públicos”. “No solamente servían para vincular nuestra nivelación, además eran un control preciso del cierre de nuestro trabajo. Desconocer esta tarea fundamental, sobre todo en una llanura pampeana, característica de nuestra provincia, es ignorar lisa y llanamente el papel de la Dirección de Geodesia, que es la que fija con precisión los acotamientos topográficos, así como en la Nación lo hace el ex IGM”. Según Perera, “esta referencia anecdótica está indicando la fundamental función de la Dirección de Geodesia por lo cual debe seguir en la órbita del Ministerio de Infraestructura. Nunca dependiente de un organismo recaudador”. Detalló que Geodesia es la que custodia los límites provinciales y “es también autoridad única para fijar los límites comunales.
Ella es generadora de la cartografía de la red vial, hidráulica y ferroviaria y apoyo insustituible necesario para las obras públicas. Es, además, custodia del Archivo Histórico de la Provincia. Su sola mención trae a la memoria la figura señera de Don José María Prado, eximio historiador, investigador y cuidador ilustre del patrimonio histórico de la Dirección de Geodesia”
LA CARTOGRAFIA Y LA PLATA
Otras fuentes profesionales de nuestra ciudad pusieron de relieve que la entonces llamada sección Geodesia del Departamento de Ingenieros fue la que participó activamente, a fines del siglo XIX, en los trabajos previos para la construcción del Puerto La Plata.
Pero además, y aquí saliendo al cruce del mito que le otorga la autoría a Benoit, la famosa traza urbana de La ciudad de La Plata, fue proyectada por la actual Geodesia. “Lo que hizo Benoit fue presentarla en la Exposición de París y de allí surgió que le asignaran la autoría del dibujo del plano del casco histórico, con sus famosas diagonales y avenidas y plazas cada seis cuadras”, dijeron.
También le correspondió a la actual Geodesia la elaboración y el llamado a concurso para la construcción de todos los edificios públicos de la nueva ciudad de La Plata, así como la división de las tierras en solares urbanos, quintas y chacras.
EN MINUSCULA
Hace pocos días se conoció que la Legislatura bonaerense aprobó una detallada nueva ley de Ministerios y que en su articulado se dispone que Geodesia, de su actual dependencia del área de Infraestructura (ex ministerio de Obras Püblicas) pasará a depender del organismo recaudador ARBA.
Agrimensores nucleados en el Consejo Profesional de la Agrimensura de la Provincia de Buenos Aires (CPA) y en la Federación Argentina de Agrimensores salieron a apoyar el pase de la Dirección de Geodesia a la órbita de la Arba dispuesto por el gobierno de María Eugenia Vidal en el marco de la nueva ley de Ministerios aprobada por la Legislatura. No obstante ello, agrimensores del Colegio I (de La Plata) se pronunciaron en contra. “Somos muchos más que los que integran el colegio provincial, pero bueno se dio así por motivos electorales. Nos parece un disparate anexar Geodesia a un organismo recaudador”, dijeron, y aseguraron que van a tratar de revertir la situación.
En realidad, la agrimensura viene sufriendo variantes evidentes, a partir de las nuevas planificaciones que demanda los clubes de campos y countries. En este asunto los agrimensores cifran muchas de sus dudas.
A otros investigadores que estudian esta controvertida cuestión del eventual traspaso de Geodesia a Arba les llamó la atención un “dato gramatical” de la nueva ley de Ministerios. Dijeron que “los legisladores y políticos son muy adeptos a las letras mayúsculas, ponen mayúsculas para todo, pero en la ley sólo hablan de “la geodesia”, así, quitándole incluso su nombre propio en el organigrama”.
En efecto la nueva ley de Ministerios, en su artículo 55 dice literalmente que “Aclárase que todo lo referido a la geodesia será competencia de la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires”. Sostienen que el organismo rector creado hace casi dos siglos en la provincia de Buenos Aires “merecía, cuanto menos, un epitafio en mayúscula”.