La Mortalidad Materna representa un serio problema de Salud Pública, tanto en lo referente a las causas como a los distintos factores que influyen: la asistencia sanitaria de la madre, el saneamiento, la nutrición y las condiciones socio-económicas generales.
Según señala la Organización Mundial de la Salud, las cuatro causas principales de Mortalidad materna a nivel mundial son las hemorragias, las infecciones (sepsis), los trastornos hipertensivos y el parto obstruido o abortos. En este caso, se trata de situaciones que no necesariamente pueden prevenirse mediante la realización sistemática de controles pre-natales.
En la medicina, y en la vida en general, una emergencia es una situación de peligro que requiere una acción inmediata; en el caso de las emergencias obstétricas, las patologías que desencadenan dichos eventos son pocos frecuentes, por lo tanto, el equipo de salud que asiste a la mujer durante el parto debe estar entrenado para la resolución, realizando un diagnóstico oportuno e instaurando con rapidez el tratamiento más efectivo, ya que de ello dependerá el pronóstico materno y feto-neonatal.
En Argentina, durante los últimos 35 años se observa un ligero descenso de la Tasa de Mortalidad Materna (TMM), y parece estancarse desde principios de la década de 1990 hasta la actualidad. La Lic. Obst. Carolina Nigri, Integrante del Área de Obstetricia de la Dirección Nacional de Maternidad, Infancia y Adolescencia del Ministerio de Salud de la Nación expone que “del análisis de las causas de muertes maternas del país en el año 2014, las causas obstétricas directas son responsables de 61% de las defunciones”. Al desagregar estas causas, aparecen en primer lugar los trastornos hipertensivos (19,3%), seguido por las complicaciones del puerperio, que incluye la sepsis puerperal (13,8%) y las hemorragias anteparto y postparto (12,4%), según un informe de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud del año 2014.
La Lic. Obst. Nigri explica que “en el manejo de estas patologías intervienen simultáneamente diversos profesionales que forman parte de la atención integral de la mujer embarazada, y el recurso humano Obstétrico debe estar preparado no solo con conocimiento científico sino también con habilidades técnicas, en lo que respecta a realizar un procedimiento determinado; y no técnicas, como ser el trabajo en equipo, habilidades comunicacionales entre los profesionales y entre los profesionales y familiares del paciente; que favorecen a la mejora de la calidad de atención y la seguridad del paciente”.
Cabe señalar que, un adecuado control prenatal puede identificar a aquellas mujeres embarazadas con mayor riesgo de sufrir complicaciones; estas mujeres, deberán ser derivadas en forma oportuna a una institución que cuente con el nivel de atención adecuado y con las condiciones necesarias para resolver la patología o las posibles complicaciones.
Por ello, el Equipo de Salud, del que forman parte las Obstétricas, debe estar capacitado y entrenado en el manejo de las emergencias obstétricas, actuando en forma adecuada y sin demoras ya que de ellos dependerá la mejora de la calidad de atención y por ende contribuirá a disminuir la mortalidad materna.
Es por ello que, tanto los profesionales de la salud como los ciudadanos, deben estar formados e informados. Los profesionales, por su trabajo en el día a día, y los ciudadanos, para acudir rápidamente a un centro de salud u hospital más cercano.