Este bicentenario de la formal declaración de Independencia de nuestro País, como otras conmemoraciones, debe servir para conocer nuestra historia, y poder inspirarnos en la vida de esos grandes hombres y mujeres que levantaron los cimientos de nuestra querida República.
El 9 de julio de 1816 las revoluciones sudamericanas atravesaban su peor momento desde que se iniciaron en 1810. En Europa la tendencia republicana había tornádose nuevamente en monárquica y en 1814 Fernando VII era nuevamente el rey de España. Esta combinación, sumada a la paz reinante en Europa, hizo que los ejércitos realistas tomaran la iniciativa en América. Así fue como fueron reconquistadas Colombia, Caracas, Chile, México, el Alto Perú; solamente la región rioplatense se sostenía en pie. Pero los problemas internos generaron la anarquía generalizada, siendo el mayor problema la rebelión comandada por Artigas que logró plegar a la Banda Oriental y a todo el litoral argentino.
Frente a este panorama es que Belgrano y Rivadavia inician su misión por Europa, y hasta llegan a plantear la opción de una monarquía autónoma para las provincias unidas; la situación era desesperada y el cerco se iba cerrando. Por eso es importante mantener el contexto, los “rebeldes” se jugaban la suerte de la revolución, y con ella sus fortunas y sus propias vidas.
El congreso se convoca en Tucumán, hubiese despertado recelos hacerlo en Buenos Aires, y así comenzaron a llegar los diputados de varias provincias, incluidas algunas del Alto Perú (Bolivia), y quedando afuera las del litoral que no quisieron participar. El ánimo del congreso estuvo influido por Belgrano y San Martín quien con su correspondencia al diputado por Cuyo, Godoy Cruz expuso “Hasta cuando esperamos para declarar nuestra independencia? Es ridículo acuñar moneda, tener pabellón y escarapela nacionales, y por último hacer la guerra al soberano de quien se dice dependemos, y permanecer a pupilo de los enemigos. Qué más tenemos que decirle? con este paso el estado ganará un 50 por ciento; y si tiene riesgos, para los hombres de coraje se han hecho las empresas”.
El 9 de julio el Congreso declaró la independencia “(…) de una Nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli, y de toda otra dominación extranjera, hasta con la vida, haberes y fortuna”.
La declaración de la independencia formal, vino a extender el acta de carácter jurídico y político de gran valor en el concierto de naciones que concretaba la que en los hechos se había dado el 25 de mayo de 1810. Se asemejó a un grito de guerra donde en la peor situación militar y política se redoblaba la apuesta. No fue claramente una medida acomodada a las circunstancias, y esto demuestra que son los hombres los que dirigen las ocasiones, si no se dejan dominar por su aspecto negativo; y para honor de esos hombres, desde el suelo argentino se inició la campaña libertadora que cambió la suerte de la América del Sur.
El congreso de Tucumán sentó ademas las bases republicanas de igualdad ante la ley, y la libertad para pensar y desarrollarse en familia, de manera definitiva. Por último, el nuevo director Juan Martín de Pueyrredón, fue el primero de los gobernantes que logró finalizar su mandato de 3 años.
Honremos con el recuerdo y reflejémonos en estas grandes personalidades que no tenían más capital que la decencia y que han legado a la patria algo más valioso que los servicios prestados y los beneficios materiales, han legado un gran ejemplo moral, de voluntad y abnegación.