Lo primero que quiero señalarles es que no estamos ante una enfermedad silenciosa que mata. “ Lo que mata es la ignorancia”. Con esta presentación el Presidente de la Sociedad Argentina de cardiología Dr. Guillermo Fábregues, dio una charla abierta a la comunidad e en Salón Blanco del Palacio Comunal.
El visitante llegó acompañado del Presidente del Círculo Médico, Dr. Claudio Pichinini y del Jefe del Servicio de cardiología del Hospital Interzonal Julio de Vedia, Dr. Claudio García.
El destacado profesional con reconocimiento internacional, llegó a Nueve de Julio invitado por el Círculo Médico que en su nueva conformación, con la reciente residencia del Dr. Guillermo Pichinini, emprende un acercamiento entre la institución y la población para, con expositores como el hoy, ilustrar y romper mitos, sobre varios temas de la medicina y evitar la automedicación. El patrocinador de este encuentro fue el laboratorio Gador.
En esta sala debe haber varios hipertensos, añadió el cardiólogo, ya que hay 1 de cada tres persona.
La charla acompañada de diapositivas y cuadros, además de ser muy didáctica y al alcance de todo un auditorio, giró en derribar mitos. Es decir, creencias populares que se transmiten de persona en persona, sin base científica ni cierta, pero que se repten como verdad axiomática. Ello también conlleva, la automedicación uno de los temas muy sensibles en nuestra sociedad y que seguramente será una futura propuesta del Círculo Médico de Nueve de Julio.
Tal como adelantara Cadena Nueve y conforme lo vienen señalando el profesional en otras ciudades y conferencias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, esas fábulas están resumidas de la siguiente manera:
1. Sé que tengo la presión alta cuando me duele la cabeza. La Sociedad Argentina de Hipertensión (SAHA) explicó que la cefalea, o dolor de cabeza, es un síntoma “inespecífico”, es decir que puede aparecer por muchas causas. En la mayoría de los casos, la presión alta no da síntomas. Por eso, desde la entidad insisten en que la única manera de saber si la presión no está dentro del rango normal es tomarse la presión. “No espere a tener síntomas para tomarse la presión. Esperar lo que difícilmente se presente puede ser tarde”, dijo el médico.
2. Mi presión (alta) es nerviosa. “Esto lo dice el 100% de los pacientes que llegan a la consulta. En realidad, subestiman un problema evitable, que es la principal causa de muerte”, aseguró el doctor Guillermo Fábregues, presidente electo de la SAC, que se ocupó de este mito en la charla abierta para la comunidad en el último Congreso Argentino de Cardiología. En un experimento simple con dos pacientes en la sala de espera de un consultorio, explicó que después de un tiempo tendrá la presión más alta aquel con las paredes arteriales más rígidas (un efecto de la hipertensión). “No es el nerviosismo por la espera o enfrentar el guardapolvo blanco lo que le hizo subir la presión, sino el estado de su sistema circulatorio”, precisó.
3. No puedo tomar café porque soy hipertenso. En dos cuestiones están de acuerdo los especialistas, ya sean cardiólogos o nefrólogos, que se dedican el manejo de la hipertensión: el consumo de café eleva de manera pasajera la presión, pero no está demostrado que su consumo moderado (menos de tres pocillos por día) provoque hipertensión. En el caso de los hipertensos, la SAHA aconseja que los que deseen seguir disfrutando de un cafecito o un cortado ingieran entre una y tres tazas diarias.
4. Si hago ejercicio me puede dar un ataque al corazón. La SAC detectó que los casos de muerte súbita en una maratón, en un gimnasio o una clase de educación física potencian la creencia de que el ejercicio es peligroso. El doctor Roberto Peidro, director del Consejo de Ergometría y Rehabilitación Cardiovascular de la entidad, insistió en los beneficios preventivos de la actividad física con una intensidad adecuada y sin olvidar el chequeo médico básico (examen y electrocardiograma). Indicó que el ejercicio reduce un 35-40% el riesgo de infarto en una década. “Los programas pueden iniciarse a cualquier edad, con las adaptaciones necesarias al estado físico actual de la persona. Tanto en hombres como en mujeres que caminan con regularidad cinco o seis días por semana, el riesgo de infarto y ACV disminuye un 35% luego de ocho o 10 años.” Recordó que una vez que el ejercicio se vuelve un hábito su efecto en la salud cardiovascular puede ser “similar o superior a muchos medicamentos. El problema es que requiere tiempo y voluntad”.
5. Hay que tomar mucha agua para bajar la presión. La hidratación excesiva puede aumentar la presión sanguínea, pero “una buena hidratación favorece el desarrollo de varios procesos orgánicos. Tomar mucha agua hace bien, pero no influye en los valores de presión”, comentó Rodríguez sobre este mito que identificaron los especialistas en hipertensión.
6. Cada vez que me tomo la presión es diferente. Es normal que varíe durante el día; influyen la actividad física, las emociones y hasta la temperatura. Suele ser más alta a la mañana y más baja al dormir. El hecho de tomarse la presión provoca un estado de alerta, al que el cuerpo reacciona con el aumento de la presión. Por eso, la SAHA aconseja repetir esa toma y descartar la primera. Si la presión es normal, se estabilizará en el segundo control. “La presión cambia cada vez que nuestro corazón late. Hay que consultar al médico si la mayoría de los valores (en los controles) superan 140/90 mmHg”, precisaron a través de un comunicado desde la institución.
7. Para cuidar el corazón, hay que tomar agua baja en sodio. Más de mil mayores de 18 años la ubicaron entre los cinco mitos sobre el consumo de agua en una encuesta del Cesni, la SAN y la Aadynd. “La sal del agua no sube la presión”, afirmó el doctor Ricardo Iglesias, ex presidente de la SAC, durante una conferencia de prensa conjunta. Paralelamente, 30 especialistas de la SAHA revisaron un centenar de investigaciones publicadas y fijaron posición sobre las aguas envasadas: “En su consumo habitual, el aporte de sodio no parece ser suficiente para provocar enfermedad cardiovascular ni hipertensión”, resumió el doctor Felipe Inserra, coordinador general del documento presentado en el último Congreso Argentino de Hipertensión Arterial. Precisó que ese consumo aporta, en promedio, un 10% de los 5,5 g de sodio que la OMS recomienda ingerir por día. Aquí, un adulto consume unos 11,2 g diarios de sal; el 75-80% proviene de los alimentos procesados. Para el Código Alimentario Argentino, son aguas bajas en sodio las que en su etiqueta no indican más de 20 mg/l y son de alto contenido, si superan los 200 mg/l. Las que tienen entre 20 y 200 mg/l son de contenido intermedio.
8. Lo importante es tener la mínima controlada. Esta idea surgió hace tiempo, cuando la medicina aún desconocía la importancia de la presión sistólica o “máxima” y la presión diastólica o “mínima”. La SAHA aclaró que el aumento de cualquiera de esos dos valores incrementa el riesgo cardiovascular. “Sin embargo, después de los 50 años, la presión máxima se relaciona más estrechamente con el riesgo cardiovascular”, aclaró el doctor.
9. Mejor saltear/bajar la dosis del remedio para el colesterol porque tiene efectos secundarios. El doctor Carlos Tajer, presidente de la SAC, explicó que está muy instalado en la comunidad que el uso de esos fármacos, o estatinas, daña el hígado y los músculos. “Está demostrado que bajar el colesterol en los pacientes cardiovasculares o de alto riesgo prolonga la vida. Y hay que bajarlo mucho. Hay que llevar el colesterol malo, que en la población promedio es de 150, a 70 -indicó-. Se impuso la idea de que esos fármacos son tóxicos para introducir otro tipo de fármaco, y se hizo con mucha presión sobre los médicos con un mensaje que generó uno de los mitos en cardiología más fuertes, que mata.” Ante un dolor muscular, por ejemplo, los pacientes suspenden o saltean la toma. “En la dosis correcta, esas drogas bajan un 40% la mortalidad”, precisó. En el último Congreso Argentino de Cardiología, se mostró que los mejores estudios publicados revelan que estos medicamentos, indicados en los pacientes adecuados, dañan el hígado y los músculos tanto como un placebo. “El 90% de los pacientes abandona el tratamiento mucho antes del año, cuando se siente bien”, dijo Guilermo Fábregues.
10. Necesito ponerle más sal a la comida porque el cuerpo me lo pide. Además de mito, como la del ejercicio suele ser una excusa muy frecuente a la hora de agarrar el salero en la mesa y volcarlo sobre el plato sin siquiera haber probado un bocado. Por eso, siempre los especialistas recomiendan probar la comida antes de salarla. “La sal que el cuerpo necesita es la que está presente en forma natural en los alimentos que consumimos. Ni más ni menos”, aclaró el profesional.
Esta iniciativa del Círculo Médico continuará el año que vienen , donde durante el 2016, a partir de marzo se presentará un tema cada 45 días a lo largo del año, con especialistas en cada uno de ello. Sin dudas un cambio sustantivo se promueve, como parte de la prevención en medicina y que la población tenga información científica de cada uno de ellos.