Señora Directora
Cadena Nueve
Otra vez me dirijo a ese medio a los fines de solicitarle dar a conocer la nota que se acompaña, ya que puede ser de interés general, por la problemática que encierra.
Quiero agradecer públicamente la repercusión y el apoyo que he recibido en ésta difícil situación que nos toca atravesar con mi hija, quiero aclarar, que no tengo contacto con ella, y que cada día que pasa, equivale a un millón de años, por eso escribí y ahora lo hago nuevamente.
En verdad, hay un poco de dos cosas en esto de hacer público lo que está aconteciendo. Por un lado, es un testimonio para mi hija, porque en algunos años, lo re leeremos juntos, o lo leerá sola, y podrá echar luz sobre éstos tiempos de su vida que aparecen hoy con dudas, preguntas, confusión, sufrimiento, y que la única explicación que le llega, es por lo menos parcial e incompleta y que sin dudas resulta insuficiente, preguntándose: ¿Por qué motivo mi papá desapareció? ¿Qué hice mal, para que mi papá no venga más por mí? ¿Qué pasa, si en la familia de papá todo está bien, jugamos, me aman, me cuidan, me enseñan, voy a la escuela, me ayudan con los deberes, .. que pasa que no voy mas? ¿Sentirá que el mundo es así, que cada quien puede hacer lo que quiere con la vida de los demás y nada pasa? ¿Qué los acuerdos no son tales? ¿Qué las promesas son para cumplirse solo si tengo ganas? ¿Qué cosas la estarán marcando a fuego en estos tiempos, sin que pueda darle mi explicación, mi guía, mi consejo, mis preguntas al respecto? ¿Que cosas le estarán pasando por su cabeza sin poder hablarlas con nadie? ¿Qué hará con los abrazos que me da todos los días, con sus besos, con sus juegos conmigo, con las complicidades que compartimos, con las charlas que tenemos, con los dibujos que me hace y que tanto extraño, que los hará? ¿Qué tendrá ganas de decirme? ¿Podrá llorar porque necesita mi abrazo? ¿Cómo ahogará sus lágrimas al recordar las cosas que hacemos juntos? ¿O estará enojada conmigo? ¿Guardará rencor por que no logro “defenderla” y hacer valer sus derechos? ¿sabrá que ya no se que más hacer? ¿Sabrá que sufro cada minuto y que pienso todo el tiempo como puedo hacer para recuperar mis y sus tiempos? Cuantas preguntas tengo sin resolver, es una pena… pero la vida es así, y mi hija y yo aprendemos juntos, aunque separados, que el mundo a veces no es justo, y que éstas cosas pasan, y también vamos a aprender, que todo llega y que todo va a estar bien, que es posible que tardaremos y que el tiempo perdido sea un crimen irreversible y que nadie nos devolverá las horas, días, emociones, risas, llantos, juegos e historias, que pedimos, pero por otro lado, nos va a dar la altura espiritual y tranquilidad, de haber defendido lo que es justo y de hacer lo que es correcto aun en los peores momentos, eso va a pasar.
Y por el otro, quiero humildemente transmitir mi experiencia, para que pueda ser aprovechada por algún otro papá o mamá que esté pasando por lo mismo. Es muy interesante como investigando un poco, uno empieza a darse cuenta que todo no es tan así como parece en primera instancia, quiero decir, que una madre impide el contacto de un padre y su hijo y nada pasa, si uno investiga hay muchas cosas que se han hecho al respecto, condenas por impedimento de contacto, juicios fallados en contra del infractor, incluso se han resuelto por el bien del menor, el cambio de tenencia a consecuencia de los reiterados incumplimientos del que la ostenta.
Otra cosa que he descubierto, es que los argumentos suelen ser muy parecidos en la mayoría de los casos, y por eso quiero compartirlos, cuando a mi se me empezó a decir que mi hija no quería verme, me sorprendí, no entendí y me parecía que sólo a mí me pasaba esto.. y resulta que es muchísimo más común de lo que uno supone, y está en el puesto número uno del podio de los argumentos más comunes expresados por las madres infractoras, seguido por el “no estoy en mi domicilio cuándo el padre viene a retirarla” y el clásico “justo se enfermo”.
Pero en relación al más común de los argumentos, que es “la nena o nene, no quiere ir con vos, porque llora y me extraña”, se han escrito libros al respecto, y hay trabajos muy buenos que están publicados, (por ejemplo hay un página que se llama: www.secuestroemocional.org/aleinacionparental ) muy interesante sobre estudios y dictámenes de la justicia, en éste caso española, acerca de cómo funciona éste mecanismo, hay una asociación de madres que lucha y hasta da un instructivo de cómo hacer en éstos casos, y sólo a manera de que se entienda, transcribo textual un párrafo de la ADICC ..” El caso más corriente es el que mediante manipulación del menor, mediatización, lavado de cerebro, conflicto de lealtades, chantaje emocional o como se le quiera denominar, el progenitor custodio consigue que sea el propio menor el que manifieste que no quiere llevar a cabo la visita. Aún en estos casos, sobre todo cuanta menor sea la edad de los menores, las visitas deben de celebrarse para dar cumplimiento al Convenio o Sentencia de Separación…”. Y esto, a los fines de ser respetuoso con los acuerdos firmados y a los hijos, que a veces no pueden exteriorizar sus sentimientos.
Como se ve, hay muchísimo al respecto, solo quise citar algunos ejemplos, pero hay muchísimo más, incluso hay un fallo del 2006, de la Sala II de la Cámara de Apelación Civil y comercial de Bahía Blanca, condenando a la madre, a ocho meses de prisión de ejecución condicional, pagar las costas del juicio, un resarcimiento económico al padre de la menor,(había pasado años sin verla). Quiero decir, hay mucho al respecto, así que sólo hay que ponerse en movimiento y no sentir que nada se puede hacer, es más, cuantas más veces se impida el contacto, más fácil es lograr su condena, el incumplir un régimen de visita, es un delito gravísimo, y que se cruce esa raya, lejos de desalentarnos debe darnos fuerza para reclamar lo que es justo, que no es más, que el respeto por el acuerdo y que nuestros hijos crezcan en los tiempos de mamá y de papá.
Para cerrar, pido que por favor, saquemos a los menores de éstas situaciones, los grandes somos sus responsables y mediante un régimen de visita, decidimos el tiempo y futuro de nuestros hijos, sólo debemos honrar ese acuerdo, ya que respetar el mismo, es respetar al menor, a nosotros mismos, puesto que nuestra voluntad se reflejo con la firma, una valoración al papá o mamá que acordó con nosotros, y un respeto por la justicia que homologo, dicho régimen.
Respetuosamente
Fabio Guidozzolo
Dni 26.736.967