Un 31 de mayo de 1925 había nacido en 9 de Julio, Carlos Galán. Era el segundo hijo de Germán Galán Barcia y Brígida Barry. Tenía una hermana mayor. Dora Galán quien formó su familia con Roberto Orbea. Cada vez que visitaba su familia se alojaba en su casa de Avda. 25 de Mayo al 1.100. Su padre era viajante de una importante empresa de Buenos Aires. Recto y algo agnóstico.
Tras cursar sus estudios primarios y secundarios en esta ciudad, decidió estudiar medicina. Había ingresado en la Facultad de la Universidad de Buenos Airees. Capacidad e inteligencia le sobraba. Si bien era buen alumno, cierta vez, decide dejar la carrera e ingresar en el Seminario de Buenos Aires. No fue un decisión sencilla. La fue madurando de a poco. Su padre, al principio no acompañaba la idea. Prefería verlo médico, hasta que lo vio ordenarse sacerdote en la catedral de Buenos Aires el 19 de septiembre de 1953. Luego, estaba orgulloso. Su madre siempre lo acompañó en el camino al Señor.
Metódico, ordenado, austero, de estudio constante y oración diaria lo fueron convirtiendo de a poco en un hombre escuchado por sus pares con atención. Medido y reflexivo. Articulaba la palabra justa y necesaria. Una de sus primeras misiones fue ser sacerdote en La Parroquias La candelaria y santa Elena de Buenos Aires. Luego, fue a San Isidro. Las familias que lo trataron siempre lo valoraron como un buen sacerdote y excelente persona. Más tarde estuvo en Goya, Corrientes.
Carlos Galán fue un hombre cálido, sensible, afectuoso y reservado. Si bien no fue un hombre muy conocido en su ciudad natal se refería con cariño a 9 de Julio cada vez que hablaba de su lugar de origen y a su familia.
Dada su alta intelectualidad se lo designó Secretario General de la Conferencia Episcopal Argentina, cargo que ocupó durante 17 años, hasta que el 11 de febrero de 1981 el papa Juan Pablo II lo eligió obispo titular de Cedier – Centro Diocesano de Estudios y Reflexión – por sus méritos y en reconocimiento a su labor, y luego, auxiliar de Morón. Fue el encargo de la redacción de los documentos más importantes de la Iglesia Argentina en su época. Medido, preciso y justo. Recibió esa ordenación episcopal de manos del Cardenal Raúl Francisco Primatesta y de los obispos Justo Oscar Laguna y Jorge Carlos Carreras, en la catedral de Morón el 25 de marzo de 1981.
Tras desempeñarse en Morón como Obispo Auxiliar y seguir en la Secretaría del Episcopado Argentino, fue promovido a la sede arzobispal de La Plata el 8 de mayo de 1991. De la histórica catedral platense tomó posesión el 27 de julio de 1991. Dejó de hacerlo al solicitar su retiro al cumplir 75 años. Por la ley canónica renunció al gobierno pastoral de esta arquidiócesis el 12 de junio de 2000. Siguió en el cargo hasta que llegó su reemplazante.
Al cumplir 77 años, al recibir el saludo de cumpleaños de un conocido suyo que se movilizó a La Plata a hacerlo personalmente, lo recibió con alegría y en el marco de la conversación le confesó que se preparaba para encontrarse “pronto con el Señor”, le dijo. Lo percibía. Así lo sentía. Su deceso se produjo el viernes 24 de enero de 2003 a los 78 años. Su muerte fue súbita. Vivía en la residencia del Seminario Mayor San José de La Plata, donde continuaba desarrollando su tarea de formador de sacerdotes, hasta ese día.
Monseñor Galán fue llamado al encuentro con el Señor, en la noche del viernes 24 de Enero. Era el día de San Francisco de Sales, a quien profesaba una especial devoción. Esa mañana en su honor celebró la última misa de su vida.
Si bien había sido sepultado en el cementerio de La Plata, el 4 de noviembre su cuerpo fue trasladado a la Catedral frente a Plaza Moreno. Se eligió esa fecha en memoria de San Carlos Borromeo, porque monseñor Galán admiraba al gran obispo de Milán, y que sólo admitía que lo felicitaran en éste, el día de su onomástico. Además, ese día se cumplían 140 años de la ordenación sacerdotal de José Gabriel Brochero, modelo de los sacerdotes argentinos.
Entre los viajes que realizó a Roma, no dejó de visitar la Catedral de Colonia en Alemania. Se sentía atraído. Curiosamente, la de la Ciudad de las Diagonales se le parece bastante. Ya en el cargo, en La Plata, se encargo personalmente de concluir las obras pendientes desde hacía varios años para que la Iglesia luciera como hoy lo hace. El rompió con el “mito” popular que de completar la cúpula corría peligro de derrumbe. La terminó y se ve espléndida.
En el cargo en La Plata, le sucedió Monseñor Héctor Aguer. Fue este sacerdote el encargado de la ceremonia cuando sepultaron los restos mortales. Dijo acerca del nuevejuliense “Mons. Galán tenía un sentimiento agudísimo de recato que lo movía a mirar con horror la posibilidad de un homenaje póstumo a su persona porque no se consideraba un buen obispo. Nosotros no pensamos así pero para no merecer excesivamente su reproche diré que fue un sacerdote cien por cien y que es para nuestra consolación, para nuestro bien, reconocerlo con gratitud y alegría. En las parroquias de la Candelaria y Santa Elena en Buenos Aires, en las diócesis de San Isidro y de Goya, durante su servicio de casi dos décadas como Secretario General de la Conferencia Episcopal Argentina, fue sacerdote cien por cien. Nunca un funcionario eclesiástico; en todo, siempre, también como obispo auxiliar de Morón y como arzobispo de La Plata, fue sacerdote cien por cien” y valoró “su amor a la Iglesia, su dedicación generosa, su espiritualidad y su sabiduría”.
Monseñor Carlos Galán fue el sexto Arzobispo de La Plata.
“Para este importante sacerdote nacido hace 88 años en 9 de Julio, habrá espacio para algún reconocimiento por su entrega a la Iglesia y su sabiduría puesta en la misión pastoral”, reflexionaba un amigo de la vida.
Alentamos a las autoridades del Museo y Archivo Histórico “Julio de Vedia” para que cuando se haga el reconocimiento en los lugares y paseos a personas y hechos de la historia de la Ciudad, en Avda. 25 de Mayo 1165 se coloque una placa que recuerde a este hombre de 9 de Julio, importante en la Iglesia Argentina.