El 3 de mayo de 1948 un grupo de Monjes Benedictinos pusieron en marcha un proyecto de fe, cultura, trabajo y educación con formación en la vida de claustro en “La Ciudadela” cerca de El tejar. Así nació el Monasterio.
La vida monástica benedictina llegó a Los Toldos de la mano de los monjes que llegaron desde Suiza para implantarla en esta región. Ellos fueron el nexo de unión, por decirlo de alguna forma, entre San Benito y la realidad actual que presenta el Monasterio Santa María de Los Toldos.
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, la Comunidad de Einsiedeln era numerosa, contando alrededor de 200 monjes. Surgió entonces el proyecto, impulsado por el abad Ignacio Staub, de hacer una fundación en América del Sur. La Abadía de Einsiedeln había fundado, en 1854, un Monasterio en Estados Unidos de Norte América, poniéndolo bajo la advocación de San Meinrado. Esta es actualmente la Archiabadía de San Meinrado (en el Estado de Indiana, USA). En 1939, se encomendó a dos monjes de Einsiedeln -los Padres Leopoldo y Policarpo- viajar a la Argentina con la finalidad de buscar un lugar apropiado para fundar el nuevo monasterio. Sin embargo, hasta 1947 su empresa no se había visto coronada por el éxito.
En ese lapso tiene lugar una historia que, a simple vista, no tiene nada que ver con todo lo anterior. En 1942 muere Cayetano Sánchez Díaz, un próspero industrial. Don Cayetano Sánchez se había casado con María Tomasa de la Paz Marenco, cuando ella contaba 43 años. Su matrimonio fue muy feliz, pero no tuvieron descendencia. A la muerte de éste, Doña María decidió iniciar una obra para hacer perdurar el nombre de su esposo. Al cardenal Santiago Copello le entregó dinero con el que se construyó un barrio en la zona de Mataderos. Una quinta que tenía en San Fernando se la donó a unas religiosas para hacer una guardería para chicos de madres solteras, ocupadas en el servicio doméstico. El Sr. Sánchez Díaz había comprado la estancia “La Ciudadela” a los Pueyrredón. Era un campo de 3. 600 hectáreas con un casco y una casa para empleados. María Tomasa, después de la muerte de su esposo, dividió la estancia en chacras de 120 hectáreas., que ofreció a sus peones y también a familias que quisieran adquirirlas. Se fue formando así una colonia de 12 a 15 familias, actualmente multiplicadas y casi todas emparentadas. En septiembre de 1947, el nuncio en la Argentina, monseñor José Fietta, viajó a Roma y al regresar pasó por Suiza y visitó el Santuario de Einsiedeln. El nuevo abad -futuro cardenal de la Iglesia-, el P. Benno Gut (+ 08.12.1970), fue informado de la llegada de Mons. Fietta y al saber que residía en la Argentina, lo invitó a tomar un café. Le dijo que en ese país se encontraban dos monjes buscando un lugar para establecer un monasterio. Mons. Fietta le contó entonces que, en el año 1945, había ido a bendecir una capilla que posiblemente sería donada por la dueña. El abad le preguntó si no podría ser el lugar para erigir el monasterio. El Nuncio envió un cable y al día siguiente recibía la respuesta afirmativa de María Tomasa.
La Sra. de Sánchez Díaz ofrecía 600 Has. Seis lotes de campo, lo plantado y edificado en ellos y una suma de dinero como para iniciar las primeras construcciones necesarias. El 2 de Enero de 1948 el proyecto de la fundación fue votado y el ofrecimiento de la Señora María fue aceptado. El Abad Benno decía, entonces, que él también quería ser generoso; que pensaba mandar doce monjes ( seis Padres y seis Hermanos), para que desde un principio la fundación funcionara como monasterio regular. En Pascua de ese año se celebró en la Abadía Madre una solemne bendición y despedida de los doce monjes, asumiendo el P. Eugenio Pfiffner el cargo de Prior. El grupo fundador en su viaje de un mes, visitó a Roma y recibió en una audiencia privada la bendición del Papa Pío XII. Después viajaron tres semanas en barco hacia el nuevo destino. El 28 de Abril arribaron al puerto de Buenos Aires. Por trámites de inmigración los demoraron una semana en la Capital.
El 3 de Mayo de 1948 los doce Fundadores llegaron a Los Toldos, junto con los Padres Leopoldo y Policarpo, más dos exalumnos de la Escuela Agrícola de Pfäffikon (Suiza).
La capilla de La Ciudadela los recibió en el esplendor del sol de la tarde. Allí besaron “la tierra prometida”, entraron cantando al “templo”, iniciando así el servicio de alabanza de Dios que desde ese momento ya no se interrumpiría más.
El 3 de Mayo es, según consta en los documentos legales, el día de la fundación del Monasterio Santa María de Los Toldos.
Bajo la dirección del P. Eugenio, se inició la construcción de los edificios necesarios para la vida monástica. Los Monjes suizos traían consigo un proyecto para las primeras edificaciones y encontraron un arquitecto de habla alemana, don Carlos Fromm, que preparó los planos.
Como la donación incluía una edificación existente, la capilla y una casa pequeña, se comenzó construyendo dos alas con veinte habitaciones y un amplio pasillo o claustro, para ubicar allí a la Comunidad.
Después se agregaron: una sala de Capítulo, para las reuniones de la Comunidad, que “oficiaba” a la vez de biblioteca. Y un comedor para los monjes y huéspedes que hicieran retiro espiritual en el Monasterio. Se construyó luego un ala para la Escuela Agrícola con internado para 30 alumnos. Esta empezó a funcionar el 21 de marzo de 1950, bajo la dirección de los PP. Alberto y Carlos. La capilla también fue modificada: se le extendió el presbiterio a fin de permitir la colocación de la sillería del coro. Al mismo tiempo se iban construyendo también todas las dependencias necesarias para la explotación agrícola y ganadera del campo: talleres, tinglado, silos para almacenar cereales. Se plantaron muchos árboles, se instaló una huerta, un viñedo y un apiario.
Al frente: capilla y casa que se hallaban en el predio cuando llegaron los Fundadores. A la derecha y atrás: las dos alas con las habitaciones, la sala de Capítulo y biblioteca, el refectorio y dependencias anexas; a la izquierda: el ala destinada a la Escuela Agrícola. En el centro: el patio interior de la Comunidad. Más tarde (1956), en una segunda etapa, se edificó un noviciado (que actualmente funciona como “hospedería”: lugar donde viven los que vienen a realizar retiro al Monasterio). En 1963, se construyó un oblatorio (especie de seminario menor), donde actualmente se encuentran el Museo del Aborigen, una sala para conferencias, la enfermería y otras dependencias.
Fue notable el esfuerzo de los Fundadores para lograr una verdadera inserción del Monasterio en la región. Además de los esfuerzos realizados para recibir y formar vocaciones surgidas del país, se atendía la Escuela y un pequeño grupo de oblatos. Se prestó asimismo especial atención a los trabajos pastorales en el vecindario, a través de la escuela, la hospedería y diversas ayudas a comunidades de religiosas de la zona. El obispo Anunciado Serafini creó en noviembre de l955 la Vicaría del Monasterio; en ese mismo año el P. Carlos había iniciado la construcción de las capillas en El Tejar y San Francisco. Luego se desarrollará la irradiación pastoral en el Campo de la Tribu de Coliqueo.
El 25 de Enero de 1954, entraron las Hermanas de la Santa Cruz en el “casco” de “La Ciudadela” que la Señora María Marenco de Sánchez Díaz les había donado, esperando que así se completaría su obra en Los Toldos.
Desde hace 65 años, esta síntesis señala el crecimiento constante e impulso en toda la región.