Dos nenes de Laprida escribieron una historia de amor, ciencia y responsabilidad médica en el Hospital de Niños de La Plata de la que todo el centro habla.
Los protagonistas tienen 3 y 4 años y son hermanos. Viven con su familia en la zona rural. Su padres son encargados de una Estancia. Se llaman Faustino y Benjamín, que superaron juntos la leucemia tras un trasplante pediátrico de médula ósea.Es uno de los 210 casos en la provincia.
Faustino Cascallares tenía 4 años cuando descubrieron que sufría leucemia. Vivía jugando todo el día al aire libre, jugando en contacto con la naturaleza. Ni siquiera se resfriaba.
Este año Faustino se convirtió en uno de los 210 niños trasplantados de médula ósea por el sistema de salud público de la Provincia y en uno de los 100 que lo hicieron con un donante relacionado: en su caso el donante fue Benjamín, su hermanito de apenas 3 años.
“El trasplante de Faustino y Benjamín fue hecho por el equipo del hospital Sor María Ludovica que, junto con la unidad para adultos del hospital provincial Rossi, ya logró superar los 800 trasplantes de médula ósea, una cifra que demuestra la excelencia médica y los recursos disponibles para todos los bonaerenses, pero también para ciudadanos de otras provincias”, afirmó el ministro de Salud de la Provincia, Alejandro Collia.
La leucemia no requiere antecedentes familiares y, la mayoría de las veces, se desconoce su causa. Los especialistas apuntan a varios factores que pueden ir desde lo genético hasta lo ambiental. Lo que sí se sabe es que es el tipo de cáncer infantil más frecuente, que el pico de casos en la niñez se da entre los 4 y los 6 años, y que las posibilidades de sobrevida sin nuevas recaídas son alrededor del 70 por ciento para la leucemia linfoblástica y del 45 por ciento para la leucemia mieloblástica.
El caso de Faustino comenzó con moretones en el cuerpo que su mamá, Mariana Torriani, asoció naturalmente a los juegos del nene en el campo. Pero cuando vio que los hematomas quedaban colorados y no se oscurecían, y detectó la presencia de una fiebre leve pero persistente, comenzó a preocuparse. Entonces llevó a Faustino al pediatra. La doctora dispuso una orden para hacer un análisis de sangre. Dos días después estaba internado en el hospital de Niños de La Plata.
Este tipo de enfermedad en la sangre no es común, pero representa el 50 por ciento de los cánceres en la infancia y se sabe que de 3 a 4 niños (menores de 15 años) por cada 100.000 desarrollarán un tipo agudo de leucemia. No hace muchos años atrás los casos de leucemias infantiles que no lograban curarse con un tratamiento de quimioterapia eran derivados para trasplante en el exterior. Actualmente la provincia de Buenos Aires lleva 210 trasplantes de médula ósea en niños.
Faustino llegó al hospital provincial Sor María Ludovica en noviembre de 2011. Esa misma semana comenzaba con un tratamiento de quimioterapia y la familia entera se mudó a La Plata. Las sesiones se realizaron desde noviembre a abril de este año y durante todo ese tiempo la familia vivió en un departamento alquilado, a cuatro cuadras del hospital.
“Nunca estuvo decaiducho, siempre tenía ganas de jugar, lo más difícil fue hacerle entender que tenía que quedarse en el departamento, no podía salir porque sus defensas estaban muy bajas”, recuerda hoy Mariana, su mamá.
“Aproximadamente el 75 por ciento de las leucemias linfoblásticas y el 40 por ciento de la leucemias mieloblásticas andan muy bien sin necesidad de un trasplante”, explicó la doctora del hospital de Niños, Alcira Fynn, y resaltó que “el trasplante se reserva para los casos en que fracasa la quimioterapia de primera línea”. En el caso de Faustino el trasplante se llevó para lograr una cura definitiva.
El nene sufría una leucemia linfoblástica aguda y el equipo médico del hospital decidió que al tener un hermanito, probablemente compatible, lo mejor era apostar por un trasplante para evitar una recaída en el futuro. Aproximadamente un 30 por ciento de los niños con este tipo de leucemia vuelven a sufrir la enfermedad y en forma aún más grave. Resultó ser que Benjamín sí era compatible y se puso fecha al trasplante: 19 de junio de 2012.
“Nos llaman los médicos para ver si queríamos hacer un trasplante. Significaba la curación de Faustino. Entonces le explicamos a Benjamín, al hermanito, que se iba a internar para curar a su hermano. Estaba contento. No podés llevarlo con mentiras”, explica hoy Mariana, se emociona y no deja de agradecer al equipo médico del hospital provincial.
Ya hace cuatro meses que Benjamín fue trasplantado, todavía sigue con los controles en el hospital y comenzó hace pocos días a dejar de usar barbijo para salir de su casa. La familia, mira, ahora, otras vez la Laprida y volver al la Estancia.